viernes, 4 de noviembre de 2011

Descubrimiento
Los primeros fósiles fueron encontrados en Ungís (Bélgica), en 1829 (Engis 2). Le siguen los de Gibraltar, en la cantera de Forbes en 1848, pero no se reconoció el significado de estos dos descubrimientos hasta bastante después de que se diera a conocer el famoso Neandertal 1. Este fue hallado en 1856 cerca de Düsseldorf en el valle del río Düssel en Alemania, tres años antes de que Charles Darwin publicara El origen de las especies.
El descubrimiento, en 1856, fue realizado por Johann Karl Fuhlrott y descrito en 1857 por Hermann Schaaffhausen. Franz Mayer, para explicar dicho hallazgo, inventó una teoría curiosa. Según Franz el esqueleto pertenecía a un cosaco ruso que perseguía a Napoleón a través de Europa. Explicaba que el cosaco sufría raquitismo, lo que explicaría la forma arqueada de sus piernas, y que el dolor del raquitismo le hacía arquear tanto las cejas que le produjeron unos fuertes arcos supraciliares.
CLASIFICACION
William King le asignó en 1864 el nombre Homo neanderthalensis, dándole condición humana pero considerándolo una especie diferente. Posteriormente y debido a su elevada capacidad craneal equivalente a la del humano actual (y muchas veces superior), se le denominó Homo sapiens neanderthalensis durante la mayor parte del s.XX, a pesar de las notables diferencias anatómicas. Su lugar en la clasificación científica ha sido fuertemente debatido, pero el consenso actual lo ubica como una especie aparte[6] (Homo neanderthalensis).
Hay diversas opiniones sobre la distancia entre neandertales y Homo sapiens. El análisis paleontológico cráneo-facial muestra importantes diferencias morfológicas, sustentando la consideración en especies diferentes.[6] El análisis comparativo dental parece apuntar que la divergencia entre neandertales y humanos actuales ocurrió hace un millón de años.

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